viernes, 18 de diciembre de 2015

De vuelta.. Aun sin haberme ido nunca.

Vuelvo a mi querido rincón. Este que tantos años de buena música ha dejado, de ratos compartidos y a solas, este que me anima a esforzarme por descubrir sonidos que nos hagan perder la razón y alejar de ese mundanal ruido que nos arrolla. Este rincón que cada vez se hace más grande por guardar tantísimas cosas bonitas. Vuelvo a él.. Aunque como digo nada más empezar, en realidad nunca me fui. Siempre he tenido presente El Pentagrama, estaba ahí mirándole de reojo, por vergüenza de mi abandono, mientras él se preguntaba porqué no volvía.

Muchos me habéis estado preguntando porqué llevaba tantos meses sin escribir y, ¿la verdad? No encontraba ni encuentro respuesta. Fui dejándolo poco a poco. Era Mayo, el calor nos acechaba, se quedaba y se volvía a ir. Con ello venía el frío y las semanas iban pasando.. El tiempo vuela, ya se sabe y a veces uno no consigue atraparle. Y yo no encontraba forma de retomarlo. Se me hacía difícil hasta saber qué canción escoger. Tenía miedo de que la inspiración se hubiese quedado dormida. Y ya sabéis lo que pasa, si no hacéis nada por despertarla, muere. Eso no me lo hubiera permitido.

Tampoco creáis que había habido algún acontecimiento que me impidiese tener tiempo para escribir. No. Simplemente lo dejé, sin excusas ni razones. Tiempo nunca falta para dedicarlo a lo que te gusta. Soy de esas personas que piensa que cuando quieres hacer algo, el día a día se conspira para traerte una hora de descanso por mucho que tu mundo sea un caos. Por eso el otro día me dije a mí misma, ¿qué mejor propósito para el 2016 que retomar el blog? Y hoy me digo, ¿por qué esperar más? ¡Hoy es el día!

Además, no encuentro mejor forma que dedicar el post de hoy a Coco, el que fue mi perro durante 14 años y el que nos dejó hace unos pocos meses. Ha sido y será una de las mejores cosas que me han pasado jamás. Igual que hay canciones que seguramente van a doler siempre, también hay fotos y recuerdos que van a doler toda la vida. Pero precisamente por eso, porque hacen sentir tanto, no deberíamos dejar de escucharlos, de verlos y sentirlos. Y esta foto es una muestra del amor que quedó retratado.

Hoy por él, una canción de Neil Young que también fue dedicada a su compañero, a su rey, a su amigo fiel, su perro. 


¡Que nunca deje de sonar la música¡ ¡Sigue bailando estés donde estés!