Esta tarde de miércoles por fin me voy a animar a hablar del octavo y último disco de Radiohead llamado The Kings of Limbs. Se publicó el pasado mes y si he tardado más de la cuenta ha sido porque he querido escuchar bien sus canciones para poder plasmar mejor mi opinión y hablar con criterio.

Sin duda nos han sorprendido a todos adelantando la publicación de éste, ya que esperábamos que saliera en los últimos meses del año. Hay opiniones para todos, pero sobre todo un gran contraste, por una parte sigue la admiración y por otra una gran decepción. Además está siendo un disco muy polémico, tanto por su contenido como, por informar tan sólo dos días antes de su lanzamiento y por tener apenas 8 canciones de 35 minutos de duración.

Sinceramente comparto lo que muchos dicen, sabemos que es un grupo que en algunas canciones cuesta cogerle el puntillo sin embargo en mi opinión pienso que las canciones de este disco son demasiado lentas y experimentales. Si lo escucháis bien apenas tienen estribillos pegadizos y todos muy parecidos entre sí.

Tan sólo he logrado salvar su single y que tampoco me emociona ni creo que esté a la altura de ser una canción que represente un disco. Aunque haya poca variedad de sonidos esta me ha gustado por transportarme tanto alegría como melancolía a la vez. Es un disco para escuchar mientras estás trabajando, estudiando o simplemente, haciendo algo, ya que uno apenas se para ni se despista en saber qué están tocando. Ni invita a bailar ni a pensar, es para escuchar un poco de fondo. Parece que ha sido un disco hecho sin presión, los de Radiohead ya no tienen que demostrar nada a nadie por eso lo han hecho a su antojo y de esta forma tan relajada. Ellos ya ganaron todo lo que tenían a su alcance y consiguieron todo a lo que aspiraron. Por ello tenemos también que valorar que han hecho este disco por placer y por pasión a hacer música a su gusto y no éxitos comerciales.

Ojo, son sensaciones mías, no quiero herir a ningún fan ya que tengo que decir que los anteriores discos me encantaron y como dicen, ¡para gustos los colores!